La palabra crisis se define como una situación grave y decisiva que pone en peligro el desarrollo de un asunto o un proceso.  Una crisis muchas veces altera tu actitud, tus emociones y puede impactar tu Fe en el Dios que todo lo puede.  Es en la crisis donde tu carácter responde de forma positiva o negativa y ese comportamiento impactará el resultado final en tu interior.  

Es la crisis que nos da una lección de vida y nos invita a confiar en Dios y a rendir nuestras cargas a él.  La Palabra de Dios nos recuerda el día de hoy lo siguiente: Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes. 1 de Pedro 5:7 (NTV)  La palabra ponga se deriva del verbo poner lo cual significa que tiene que haber una acción de tu parte.  Hay una parte que tienes que hacer y es poner las preocupaciones y las ansiedades en las manos de Dios y Dios te promete cuidar de ti.  Y sabemos que en ocasiones no es nada fácil rendir las preocupaciones a Dios porque en nuestra humanidad se nos hace difícil.  

Aun en mi vida cuando se me ha hecho difícil llegar a un acuerdo conmigo misma.  Es en esos momentos que llega a mi memoria las muchas veces que Dios ha cuidado de mí.  Hay una protección divina que te cubre en medio del proceso que estés atravesando.  Esta protección divina es revelada a nuestras vidas de varias maneras.  Por ejemplo, a través de otras personas que Dios pone en nuestro camino y se convierten en ángeles que Dios nos manda para socorrernos.  Me acuerdo años atrás cuando aun vivía con mi madre que teníamos problemas con la calefacción de la casa y nos dimos cuenta que en puro invierno lo que salía era aire frío. Para aquellos que viven en estados donde hay invierno lo menos que uno desea es que la calefacción se descomponga en medio del invierno. Y es lo menos que uno desea por el frío atormentante que pasas durante ese tiempo dentro de la casa.  Me acuerdo que ese día un amigo vino a visitarme y mientras cenábamos mi mamá me comenta que estaba saliendo aire frío por el calentador.  Yo creo que mi amigo se dio cuenta de la cara de preocupación que yo tenía.  Y me pidió bajar al sótano a revisar la calefacción.  Hoy en día me cuenta que él todavía no sabe ni cómo lo logró pero gracias a Dios logró reparar el calentador y nunca más me falló.  

Aunque parezca algo pequeño era una preocupación que yo tenía y no sabía en el momento qué hacer o a quién llamar que fuera de confianza. Concluyo recordándote que Dios cuida de ti y de mí en todo tiempo y eso incluye también en tiempos de crisis. Si hoy te encuentras viviendo una crisis te invito a poner la crisis en las manos de Dios.  ¿Te atreves a confiar en él, el día de hoy?

Por: Raquel Toledo

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